miércoles, 13 de julio de 2011

Mis reflexiones en torno a las elecciones del domingo y lo que está en juego

Es verdad que yo escucho poca radio, veo poca tele, leo pocos diarios. También es verdad que soy media pava para prestarle atención a algunos detalles. Pero de las elecciones del domingo me enteré.

Ayer veía a Filmus en canal siete. Y para mí, el tipo está resignado. ¿Saben qué leo en esa resignación? Leo un proyecto que no es lo que quiere "la gente" de Buenos Aires. Por supuesto que es el proyecto que quiero yo. Pero no es lo que quiere la mayoría del electorado porteño.
Y no es que estén equivocados, no leen mal la realidad. El votante porteño la lee de acuerdo a sus principios, de acuerdo a su estilo de vida, de acuerdo a su manera de vivir en sociedad. Y la lee así (por el momento prefiriendo el modelo macrista de ciudad) porque es Macri quien mejor responde actitudinalmente al tipo que se sienta frente a un televisor o frente a una computadora, o frente a una radio y mira, lee o escucha. Y esto sólo enfatiza la poderosa fuerza socializante de los medios de comunicación, vaya para donde vaya la orientación política del que reproduzca la idea. Y eso es muy fuerte, es tremendamente fuerte.
Y lo más llamativo es que quien vea un programa de televisión crea que "sólo está viendo un programa de televisión". Cualquier programa de televisión adhiere a ideas, a proyectos políticos, a opiniones, a formas de ver la realidad. Incluso el que se jacta de ser un "programa que entretiene y nada más", "que no tiene ninguna orientación política", la tiene. Porque "el no tener una orientación política" ES una orientación política. Es una decisión, es una manera de leer la realidad.
Y esta manera de reproducir la idea política de la antipolítica -de la que Macri es el campeón de los campeones, por lo visto- es la más poderosa de todas. ¿Por qué? Porque se identifica con el elector promedio que trabaja, que viaja como el orto hasta llegar a su casa -alquilada porque no puede comprar, o pagando expensas imposibles-, que ve tele para descansar del arduo día de trabajo, que se informa de los temas de la actualidad -o mejor dicho, se fogonea de malas noticias-  y que está cansado de que los políticos hagan casas y les den plata a los pobres para ganar votos. "Porque si a mí me dieran una casa, ¡más vale que los votaría!" Macri se identifica con el resentido. Y esa identificación es la más fuerte de todas. (o si no indaguen acerca del masivo apoyo popular que Mussolini tuvo en la Italia de la posguerra).
Es al nivel de los poros que Macri y/o su idea de ciudad ha logrado instalarse en el electorado promedio, en el ciudadano porteño, y es la razón por la cual ha ganado el domingo, y lamentablemente ganará a fines de julio. Ojalá me equivoque.
Y es que el tipo aparece como una música de fondo casi imperceptible (vean la página principal de youtube, de yahoo, de msn..., de clarin, de la nacion, etc...) que se transforma en el hit del verano que todo el mundo termina cantando. Y bailando. Y entonces se te pega. Y al final estaba buena la canción, ¿Eh? Y terminás bajándotela para bailarla en tu cumpleaños. Si todo el mundo la escucha y la canta no debe estar tan mal.
Si todo termina siendo como creo que va a terminar siendo, me va a alegrar saber que a Filmus se lo va a votar por su idea de ciudad, por su proyecto de construcción de ciudadanía. Me alegrará haber entendido la cara que tenía en 678 en la emisión del 12 de julio, que no era de que los votantes eran unos asquerosos ignorantes que no entendían su proyecto. Su cara, en cambio, estaba diciendo "Esto es lo que pienso, y no voy a correrme de esto para ganar votos. Si no es lo que ustedes, votantes porteños quieren, entonces mi proyecto de ciudad no tiene espacio en la ciudad. Y entonces merece ganar Macri."
Y si pierde, me alegrará saber que fue por eso.

3 comentarios:

Corina C dijo...

Ani, coincido. Pero también propongo un matiz. Si bien es importante "morir con la de uno", creo que es necesario aprender de los fracasos. Algo fallo en la transmisión del discurso y no ganamos nada disfrazando la derrota de otra cosa.
Filmus busca el poder, obvio que no a cualquier precio, pero quiere ganar. Y para eso hay que dejar de convencernos entre los convencidos y ampliar el apoyo; ir por mas, nunca pactando con lo que no se es, pero adaptándose a la coyuntura, "escuchando" los votos... Porque si no nos parecemos a la izquierda necia y sectaria. De los mas de 2 tercios q le dijeron no, hay que ir por los que dijeron "No, por ahora"... Por ahi no se llegue al 31 de julio, pero en cuatro años hay que poder.

Anita E. dijo...

Hola Anitaaaaa!!!!! Adhiero en un todo!! Qué lamentable es ver cómo los porteños y los que viven en la ciudad, en general, sólo se miran el ombligo!! Lamentable pero es como vos decís. No es que Filmus esté desencantado porque no lo han votado a él. Es que lo que el porteño ha votado no es su idea de ciudad, y en todo caso, tampoco la mía, la tuya y la de tantos otros, incluso, de algunos cuantos que han votado a Macri sólo por estar en contra del gobierno nacional!
Cómo fue el viajecito?? Contáme!! Yo he sido de nuevo abuela´! Camila Ibáñez Mónte nació el 13 de junio y es un solcito de linda y buena. Ya la conocerán!! Besos enormes para vos y para Mariano. Y a no desesperar con estos acontecimientos. Todo regresa en algún momento y veremos entonces qué sucede.
Anita.

María Sol Aliano dijo...

Estoy muy lejos de entender suficiente sobre política (aunque me encantaría) y de adherir a todo el actuar del gobierno nacional, pero debo decir me encanta leerte.

Estoy segura de que no es éste el tiempo de comentarios que te interesa que surjan, pero es lo poco que puedo decir, ja.

Eso sí, a la distancia, estoy totalmente anonada con los resultados de las elecciones del domingo. No sé si por ingenua, optimista o qué, estaba convencida de que la era totalmente evidente no sólo que las propuestas de Macri eran una porquería, sino también que la implementación de sus políticas durante su gestión fue totalmente ineficaz e ineficiente.

¡Qué bueno volver a arremangarse las cabezas!

Beso grande mexicano,

María